Un día al año el castillo emerge a la superficie y se puede entrar y salir de allí mientras suenan las doce campanadas de la medianoche.
Hace mucho tiempo, Perik Skoarn, un valeroso caballero, esperó el día indicado, entró al castillo y se apoderó de la varita. Al salir, pasó por distintas habitaciones repletas de tesoros, sin embargo, no se paró en ninguna y continuó buscando la salida. Pero, cuando ya estaba muy cerca de la última puerta, atravesó una sala en la que había cien hermosas mujeres y no pudo dejar de mirarlas. Entonces...
sonó la última campanada de la medianoche y el castillo, con el valiente Perik en su interior, desapareció en el fondo del mar.
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