Bueno, en un día tan especial como este no puedo dejar de decirte “Feliz día de la madre”.
Vos, que me pariste y cuidaste durante quince (casi dieciséis) largos años, que soportaste mis quejas, incertidumbres, triunfos, derrotas, te digo, gracias mamá.
A pesar de que me obligues (¿Quién dijo eso?), me siento bien, feliz, contenta de escribirte esto.
No siempre se tiene la oportunidad de decir lo que uno siente por el otro, de decir el aprecio y el afecto que se tiene, porque, vivimos a las corridas, y el ser sincero, demostrar los afectos no tiene un tiempo dentro de nuestra agitada vida.
De los 365 días que te veo, un cinco por ciento son en paz, sin inseguridades, sin preocupaciones, son los días donde te puedo mirar a los ojos, sonreír y decir “Gracias por todo Ma, te quiero”.
Hoy es uno de esos días, dedicado exclusivamente a las madres, a vos y a las tantas madres que existen en la Tierra.
Para darme cuenta de mi amor hacia vos (un amor único debo decir) tuve que pasar por pruebas bastante duras, donde, me encontraba con mi misma, con mi ser en su estado más puro, y allí entre lágrimas y recuerdos te llamé, grité tu nombre, y apareciste como un ángel llenando de luz ese espacio solitario y oscuro.
Gracias por lo que me diste, me das y, que seguramente, me darás. Te quiero.
"Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre." - Abraham Lincoln.
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